Pero nunca falta el prietito en el arroz. Ahí está, en Iztapalapa, ese loco peligroso que pretende pasar por encima de todo y de todos para hacer su santa voluntad. Afortunadamente, para evitar que sujetos de esa calaña empañen nuestros procesos democráticos, tenemos instituciones fuertes y confiables, como Televisa.
Por eso es importante que esta empresa haga valer su autoridad moral. Recientemente, en el programa de radio de Carmen Aristegui, se presentó un panfleto difamatorio llamado “Si yo fuera presidente”, de un tal Jenaro Villamil, en el que se acusa a Televisa de haber hecho una alianza inmoral para llevar a Enrique Peña Nieto a la presidencia en el 2012. Televisa reaccionó de inmediato a los infundios y acusó a Carmen Aristegui y a Jenaro Villamil de mentir.
¡¡¡Televisa quejándose de que alguien miente!!!
Los acusa de ¡¡tergiversar la verdad!!, ¡¡de malinformar y de hacer de la diatriba un modus vivendi!!… ¡¡¡de actuar bajo consigna!!!
En un desplegado aparecido en varios diarios de circulación nacional, Televisa dice que "ha resistido paciente y tolerantemente los infundios que repetidamente se han divulgado sobre su desempeño".
Televisa exige que la audiencia tenga un verdadero acceso a la información plural y se conozcan cuales son las mentiras que se divulgan ¡¡¡y no esté sujeta a la manipulación interesada!!!
Pronto veremos en las pantallas de la televisión que López Dóriga los acuse de chayoteros, que Niurka los acuse de vulgares, que Pepillo Origel los acuse de frívolos, que Enrique Krauze los acuse de mamones, que Brozo los acuse de payasos, que Ninel Conde los acuse de ignorantes, y que el "Perro" Bermúdez los acuse de gritones.
Se lo merecen.
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