Monday, June 30, 2008

que cuando de noticias importantes, la oligarquía y su amigos nunca informaran:

La entrega del petróleo: quiénes, por qué, para qué

La reforma energética propuesta por el Poder Ejecutivo ha sido demolida en cada uno de sus puntos y motivos a lo largo de los debates públicos de estas semanas, junto con los argumentos de sus partidarios puestos a defender una falacia. Ha quedado como lo que es: una tentativa de despojo y privatización de la riqueza petrolera mexicana. No tiene caso venir a repetir lo ya dicho. Me basta hacer mías, entre tantas otras, las razones y las pruebas aducidas días atrás por Javier Jiménez Espriú en impecable escrito.
En cuanto a la situación de hecho, es la siguiente. Después de 36 años, las grandes empresas del petróleo regresan a Irak. Después de 70 años de la expropiación de 1938, en medio de la actual fiebre especulativa mundial en el mercado petrolero, esas empresas se disponen a regresar a México pasando por encima de la Constitución y de las leyes de esta nación.
Pero aquí no hubo, como en Irak, guerra o invasión extranjera. Lo que tuvo lugar es un cambio de mando del Estado. La vieja y exhausta clase dirigente, cuyo modo político de ejercicio y de negociación del mando se encarnaba en el PRI y en sus tratos con el antiguo PAN, ha sido sustituida en el ejercicio del poder por el mando del capital financiero mexicano bajo el amparo de las finanzas internacionales.
Este nuevo mando es la encarnación en México del orden social neoliberal mundial –orden social, no modelo económico, pues es un nuevo orden social del capital lo que se expande en el mundo de inicios del siglo XXI.
Ese mando todavía no ha encontrado su forma política ideal, su modo de trato y negociación con la nación mexicana y con su pueblo. Está tanteando cómo modelar esa relación, cómo consolidarse y superar la actual fragmentación de los poderes entre los gobernadores, donde cada uno actúa como dueño y señor de su territorio frente al gobierno central y a sus propios gobernados. Hasta don Porfirio se escandalizaría si viera este espectáculo...
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El mando del capital financiero necesita encontrar, unificar y legitimar sus formas políticas y está resuelto a lograrlo. Por eso el desmantelamiento de los pilares de la Constitución, malamente disfrazado de leyes reglamentarias. Otros gobiernos antes fueron desmantelando a Pemex durante décadas para dejarla a punto de privatización, como aquí mismo lo han documentado técnicos y especialistas. Pero para consolidarse, y no sólo para hacer negocios, este nuevo mando necesita ahora desmantelar además el patrimonio nacional entero, pues la forma de existencia de ese capital al cual representa consiste en penetrar capilarmente en todos los poros de las relaciones económicas, sociales, políticas, culturales e imaginarias de la nación, y en las de ésta con el territorio y la naturaleza.
Esta mutación financiera del poder mexicano tiene su actual representante en el gobierno de Felipe Calderón y Agustín Carstens, avalado en 2006 sólo por un tercio de los votantes en un proceso electoral por demás tenebroso.
No estamos, pues, ante un mando estabilizado con un partido histórico en el gobierno. Tampoco se trata de una vulgar mafia movida sólo por afanes de corrupción, como suele argumentarse en su contra. Estamos, por el contrario, ante un verdadero y real grupo dirigente de advenedizos que a sus espaldas tienen el poder de las finanzas y el monopolio televisivo. Lo encabeza la dupla Calderón-Carstens. No se les detendrá con calificativos ni con insultos que apenas sirven como desahogo.
Este grupo dirigente está llevando al país a una aventura que atenta contra los fundamentos históricos, culturales, económicos y jurídicos de esta comunidad nacional verdadera e ilusoria que se llama México, para consolidar en cambio el orden social y político de la nueva riqueza financiera en ostentosa e incontenible expansión desde la década de 1990.
De esto y nada menos es de lo que se trata.
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Pero una nación no es un montón de gente viviendo sobre un territorio. Es una comunidad humana, tanto real como imaginaria, con un pasado y una cultura comunes, con intereses compartidos y conflictos de intereses, en la cual leyes escritas y no escritas regulan las relaciones y las vidas. Lo primero se llama historia; lo segundo, economía; lo tercero, política y estatuto jurídico.
En tales premisas se sustentó la expropiación de 1938 con sus amarres constitucionales y legales. El petróleo no es en México una simple propiedad. Es un patrimonio de la nación y de su pueblo. No es mineral inerte, es herencia común y es trabajo objetivado y acumulado por generaciones. Todo eso es ignorado por la propuesta privatizadora de Felipe Calderón y Agustín Carstens.
El discurso de los expropiadores de 1938, los generales Lázaro Cárdenas y Francisco J. Múgica, fue un discurso de soberanía, un discurso de legalidad y un discurso de trabajo. Se lo puede encontrar tal cual en los Apuntes del presidente Cárdenas editados por esta universidad.
Discurso de soberanía porque, para recuperar el petróleo, ambos generales consideraron y sopesaron la coyuntura internacional y concluyeron, con razón y con pericia, que las grandes potencias estaban por entrar en una guerra mundial y no podrían defender hasta el fin a sus compañías en México. Tendrían que negociar y así lo hicieron, Estados Unidos el primero pues era quien, en caso de guerra, mayor valor estratégico concedía a ese mineral contiguo. El discurso de soberanía era así, además, un discurso geoestratégico. Ambos están ausentes en la propuesta del Poder Ejecutivo.
Discurso de legalidad porque el presidente Cárdenas sustentó la medida expropiatoria por un lado en la rebeldía de las compañías petroleras ante un laudo de la Suprema Corte, con lo cual desafiaban la ley de la nación; por el otro, en el dominio eminente de ésta, heredado de la Corona española, sobre el suelo, el subsuelo, los mares y los cielos de su territorio. Contra esa legalidad va la iniciativa del actual gobierno.
Discurso de trabajo porque la recuperación del petróleo se apoyó en una movilización nacional, antecedida y preparada por un reparto agrario sin precedentes y articulada en torno a la organización y la movilización de los trabajadores de la industria petrolera y de su sindicato. Trabajadores de la industria y sindicato siguen existiendo. Pero están hoy ausentes de estos debates y al sindicato lo controla una burocracia corrompida, cliente y cómplice de cada gobierno en turno.
La ausencia de todo discurso del trabajo, el silencio y la exclusión de los trabajadores y sus organizaciones, es el indicio ominoso de que esta proyectada entrega forma parte del asalto general del capital financiero contra el trabajo, rasgo definitorio del nuevo orden social global. Este es, empero, un tema mucho más vasto a ser abordado en otras sedes.
Con creces se ha demostrado en estas semanas que la premura tecnológica y la premura económica son añagazas, así como se ha probado que es simple chantaje la amenaza de que, si no se privatiza Pemex, no habrá recursos para educación, salud y el supuesto “combate a la pobreza”. Una reforma fiscal que hiciera pagar a las grandes fortunas los impuestos normales en los países democráticos daría los recursos y liberaría a Pemex de la exacción actual por parte del Estado.
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La iniciativa privatizadora Calderón-Carstens tiene otro sesgo amenazante. El patrimonio petrolero es parte de cualquier política de soberanía y seguridad nacional frente a potencias externas y sus gobiernos. Esta iniciativa dejaría a México desprotegido y subordinado a la política militar de Estados Unidos y a su plataforma continental de seguridad. Las fuerzas armadas mexicanas quedarían en condición de vasallaje ante el Pentágono, objetivo también de la Iniciativa Mérida.
Al hacer depender a esas fuerzas de la tecnología y el armamento de la potencia vecina; al utilizarlas repetidamente contra el pueblo mexicano y sus movimientos, como sucede con creciente gravedad en Chiapas y en la frontera sur; al embarcarlas en la guerra contra el narco, tarea policial por excelencia; al promover que el “turismo” extranjero se vaya apropiando de costas y penínsulas de México, en especial de Baja California, el presente gobierno prepara porvenires funestos para este país.
Este es el marco general de su reforma energética. Mañana nos propondrán arrendar Baja California para instalar bases militares de Estados Unidos porque el petróleo ya se enajenó y no hay dinero para salud y educación...
La defensa de la nación y de su soberanía requiere además el cese de la violencia interna. Por un lado, es urgente reconocer los derechos indígenas y así cortar de raíz la guerra interior latente y presente en Chiapas. Por el otro, urge ubicar y definir con precisión los sustentos de la guerra del narco en tanto operación de desestabilización militar del territorio. ¿Quién la apadrina y alimenta, a cuál diseño está sirviendo? No me cuadran los capos y sus fortunas como explicación única y suficiente.
*
Como tema de esta mesa se nos pregunta acerca de las consecuencias políticas, jurídicas y sociales de la iniciativa oficial de reforma petrolera. Después de lo antes dicho, respondo: en la presente crisis financiera mundial, en vísperas de un posible cambio de dirección política en Estados Unidos, en tiempos de guerras declaradas y no declaradas, cuando el patrimonio petrolero es como nunca un producto estratégico, entregarlo al capital privado es lanzar a la nación mexicana a una aventura política, geopolítica, jurídica y social.
Tales consecuencias nos llevarían a un desastre nacional. Habrá que impedirlo por todos los medios necesarios.


Ciudad Universitaria, México, 27 junio 2008


Adolfo Gilly *

Texto presentado en el Debate Universitario sobre la Reforma Energética, Centro Cultural Universitario, Tlatelolco, Mesa 21, “Consecuencias políticas, jurídicas y sociales de la reforma petrolera”, 27 junio 2008.

Friday, June 27, 2008

Fue su primera vez...

Porque siempre es lindo recordar...
Porque esté país necesita mas sentimiento...
Porque necesitamos que los mexicanos despierten de la larga noche de los 500 años...
Porque hoy mas que nunca es tiempo de sumar...
Porque es tiempo de ocuparse...en vez de preocuparse...
Porque hoy es viernes...

Por tantas cosas mas...

Dedicado a ICB

Saturday, June 21, 2008

El Che Guevara: Mensaje de Aniversario

POrque lo mismo nunca es igual, porque las ideas siempre llegan a lo mismo, por ser tan necio en pedir justicia, por ser tan terco en querer cambiar el mundo, por ser tan como dice Benedetti, parcial...


Frei Betto


El 14 de junio Che Guevara cumpliría ochenta años. Su militancia entre
nosotros terminó a los treinta y nueve.

Pero no consiguieron matarlo. Hoy está más vivo que en sus cuatro
décadas de existencia real. Además, son raros los revolucionarios que
como Mao y el propio Fidel, envejecen. Muchos derramaron temprano su
sangre para contribuir al proyecto de un mundo de libertad, justicia y
paz: Jesús, con 33 años; Martí, 42; Sandino, 38; Zapata, 39; Farabundo
Martí, 38; solo para citar unos pocos ejemplos.

El enemigo se debe arrancar los cabellos al constatar que, hoy, Che se
encuentra más presente que en la época en que ellos creían poder
asesinar las ideas. Intentaron todo para condenarlo al olvido;
cortaron su cuerpo y escondieron sus miembros en diferentes lugares;
inventaron sobre él toda suerte de mentiras; prohibieron que su
literatura circulase en muchos países. Fénix obstinada, Che revive en
fotos, música, espectáculos teatrales, filmes, poemas, novelas,
esculturas y textos académicos. Hasta una cerveza bautizaron con su
nombre, la Unique Garden, la imagen de su rostro conforme la famosa
foto de Korda, ocupa el centro de las salas de las viviendas.

Al constatar que las cadenas no aprisionan los símbolos, ni las balas
matan los ejemplos, inventaron falsas biografías para intentar
difamarlo. En vano. Hasta en los juegos de fútbol los aficionados
levantan pancartas con su rostro. Y vean que no se gasta un centavo en
esa propagación de su imagen. Ella sola tiene importancia por reflejar
las ideas que hicieron de él un revolucionario. Nada de eso es fruto
del marketing. Son gestos espontáneos de quienes quieren enfatizar que
la utopía permanece viva.

Hoy, al resumir el legado del Che y celebrar sus ochenta años nos
exige mantener el corazón y los ojos vueltos hacia la preocupante
situación de nuestro planeta, donde impera la hegemonía del
neoliberalismo. Multitudes, sobre todo jóvenes, son atraídas al
individualismo y no al espíritu comunitario; a la competitividad y no
a la solidaridad; a la ambición desmedida y no a la lucha en pro de la
erradicación de la miseria.

Se habla tanto del fracaso del socialismo en el Este europeo y casi
nunca del fracaso inevitable del capitalismo para los dos tercios de
la humanidad, de los cuatro billones de personas que viven por debajo
de la línea de pobreza.

Nos angustia también la degradación ambiental. Si los líderes
mundiales hubiesen oído el alerta de Fidel en la Cumbre del 92 en Río
de Janeiro quizás la devastación no hubiese llegado al extremo de
provocar frecuentes tsunamis, tornados, tifones y huracanes jamás
vistos, sin hablar del calentamiento global, del deshielo de los
casquetes polares y la desertificación de los bosques. La devastación
de la Amazonía es alarmante.

El barril de petróleo, que cuesta diez dólares en la boca del pozo, ya
cuesta más de ciento veinte dólares en el mercado. Es triste constatar
que grandes áreas agrícolas para la alimentación son reservadas para
la producción de etanol destinado a nutrir los 800 millones de
vehículos automotores que circulan en todo el planeta y no a los 824
millones de bocas hambrientas amenazadas por la muerte precoz. Frente
a ese mundo en que la especulación financiera suplantó la producción
de bienes y servicios, en que la bolsa de valores sirve de termómetro
de la supuesta felicidad del hombre, ¿qué hacer?

Bolívar debe estar feliz con la primavera democrática en América del
Sur. Después de los ciclos de dictaduras militares y gobiernos
neoliberales, ahora el pueblo elige gobiernos que rechazan el ALCA,
aprueban el ALBA y refuerzan el MERCOSUR y repudian la invasión de
Iraq y el bloqueo a Cuba por parte del gobierno de Estados Unidos.



¿ Cuál es la mejor manera de conmemorar los ochenta años del Che ?

Creo que el mejor regalo sería ver a las nuevas generaciones creyendo y luchando por otro mundo posible, donde la solidaridad sea hábito, no virtud; la práctica de la justicia una exigencia ética; el socialismo el nombre político del amor.

¡ Construir un mundo sin degradación ambiental, hambre y desigualdad social !

En vísperas del aniversario 50 de la Revolución cubana, todos debemos
encararla cada vez más, no como un hecho del pasado y sí como un
proyecto de futuro. (Tomado de Granma, martes, 10 de junio de 2008)

2006: El fraude del Tribunal

PLAZA PÚBLICA

Miguel Ángel Granados Chapa

Experimentado en el sistema político mexicano y en el electoral del País, José Antonio Crespo investigó las actas de la elección presidencial del 2 de julio del 2006, con lo que pone en evidencia que el fraude de esos comicios se concretó en el Tribunal Electoral

En la elección presidencial del 2006 hubo por lo menos 316 mil 539 votos irregulares, cifra superior a los 233 mil 831 sufragios en que consistió oficialmente la ventaja de Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador. Pero al calificar la elección, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ignoró el valor de esos votos irregulares y al declarar electo a Calderón, "lo hizo al margen de la información contenida en las actas", mismas que dicen "algo muy distinto a lo que los magistrados nos informaron que decían". Es decir, que el veredicto del tribunal, "al menos en lo que hace a los votos irregulares, no corresponde a lo asentado en las actas oficiales de escrutinio y cómputo".

Por lo tanto, puede afirmarse que en el 2006 hubo fraude: "No un fraude que haya involucrado a millones de ciudadanos, pero sí a un cuerpo colegiado de siete miembros que tenía la enorme responsabilidad de calificar la elección, revisar con exhaustividad la información disponible e informar con toda precisión y veracidad a los ciudadanos de por qué decidió lo que decidió, validando una elección cuya certeza quedaba en duda, según las actas electorales con valor oficial. Los Magistrados informaron a la ciudadanía que las actas decían algo muy distinto de lo que en verdad reportan".

José Antonio Crespo ha hecho estas afirmaciones en su libro 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, resultado de una descomunal investigación. Cuando en diciembre del 2006 el Instituto Federal electoral puso en internet las actas de la elección de julio anterior -unas 135 mil-, el reputado politólogo decidió leer al menos la mitad de ellas. Y revisó escrupulosamente 63 mil actas de 150 distritos, también la mitad del total. Por ello puede establecer que el número de votos irregulares pudo haber llegado a más de 632 mil, casi el triple de los votos que oficialmente pusieron a Calderón por encima de López Obrador. Ante esa evidencia, el tribunal debió anular la elección y no atribuirle el triunfo a Calderón, porque no bastaba que ese órgano de calificación "hiciera el cómputo final -carácter cuantitativo- y declarara en automático al ganador, sino que era menester que realizara el escrutinio -con carácter cualitativo- antes de declarar válida la elección. Y el elemento esencial del escrutinio, es decir del valor cualtitativo del voto, radicaba en la magnitud de los errores de cómputo no justificados ni depurados, pues podría afectar justamente la certeza, principio cualitativo esencial para considerar válida la elección".

Crespo ha dedicado ya casi tres lustros al examen de la estructura y el funcionamiento del sistema político mexicano en general y el electoral en particular. Formado en El Colegio de México, y maestro en sociología política y doctor en historia por la Universidad Iberoamericana, es miembro del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). A partir de 1995, en que dio a luz su estudio Urnas de pandora, casi no ha habido un año en que no enriquezca la literatura politológica mexicana con sus obras, la más reciente de las cuales, aparecida en el 2006, se titula El fracaso histórico del presidencialismo mexicano.

Al análisis de los fenómenos políticos Crespo ha añadido su experiencia como observador electoral, una actividad que desde mediados de los ochenta contribuyó a combatir el autoritarismo de la legislación sobre elecciones y a definir los abusos que a partir de ella hicieron posible el largo predominio del PRI en el gobierno del país y de los estados. La observación electoral no dejó de ser necesaria luego de la gran reforma de 1996, pero su papel quedó en buena medida atribuido a los órganos administrativos y judiciales responsables de la elección. Con todo, Crespo actuó como observador en los comicios del 2006, en algunos distritos electorales de la Ciudad de México y en el cómputo oficial realizado por el IFE el 5 de julio. En el primer caso se percató "de la reticencia de muchos de los consejos distritales... para abrir y recontar los paquetes cuyas actas registraban errores". Por eso puso particular atención a la denuncia de la Coalición por el Bien de Todos (CBT) sobre la magnitud de los errores aritméticos en las actas, y que expresó López Obrador el 16 de julio: "La revisión hecha por la CBT muestra que el sesenta por ciento del total de las 130,788 actas contienen errores aritméticos. Lo aclaro más: hay cerca de un millón de votos no sustentados en boletas electorales. O sea, las actas de escrutinio no reflejan la verdadera votación, porque apuntaron más o menos votos que los depositados en las urnas".

Crespo no votó por López Obrador. Y en su sistemática aportación al análisis político (en los diarios El Universal y Excélsior, amén de su participación en el Primer Plano del Canal Once, y hasta enero pasado en la primera emisión del noticiario Hoy por hoy encabezado por Carmen Aristegui) ha criticado la estrategia poselectoral de quien ahora encabeza el Movimiento Nacional por la Defensa del Petróleo. Hizo suya, sin embargo, la demanda lopezobradorista de contar "voto por voto" y después la causa civil que reclama la apertura de los paquetes electorales, ya sin fines jurídicos. Lo movió a hacerlo, inicialmente, la información que el Programa de Resultados Electorales Preliminares arrojaba sobre el tema: indagó "cuántos errores aritméticos detectaba entre los tres rubros del acta que estaban diseñados para coincidir. La cantidad resultó abrumadora: entre 800 mil y dos millones y medio, según los rubros comparados". (De los campos de que constan las actas electorales hay tres espacios que deben mostrar cifras coincidentes: ciudadanos que acudieron a votar (cv), boletas encontradas en las urnas (beu) y votación total emitida (vtte). Las actas son irregulares cuando no coinciden los números de esos apartados).

Crespo fue más allá de la consulta al PREP. Cuando el IFE puso a disposición de los usuarios de internet el total de las actas, decidió despejar sus "propias dudas sobre el tipo y magnitud de los errores aritméticos registrados en ellas, contrastando su información con las sentencias del Tribunal sobre los juicios de inconformidad interpuestos por los partidos. Emprendí, pues, esa revisión para cuantificar el número de errores aritméticos registrados en las actas electorales, ver cuántos de ellos fueron justificados y depurados, o podrían serlo a partir de los criterios utilizados por el propio Tribunal y si el remanente afectaba o no el resultado nacional, o empañaba o no el principio de certeza". Y encontró respuestas afirmativas a ambas preguntas.

El tribunal se contradijo, porque el 5 de agosto de 2006, al resolver los juicios de inconformidad, dijo que el IFE "debió haber abierto y recontado de oficio -es decir, aunque nadie lo solicitara- todos los paquetes electorales cuyas actas registraran alguna inconsistencia aritmética", pero el instituto sólo abrió "el 3.5 por ciento de los paquetes que se encontraban en esa situación, lo que implica que el 96 por ciento restante no fue abierto en ese proceso conforme lo estipulaba la ley". El tribunal, dice Crespo, pudo remediar esa omisión, pero se limitó a ordenar que se abriera otro 15 por ciento de paquetes cuyas actas registraban inconsistencias. El resultado es que "82 por ciento de los paquetes que por ley debieron ser abiertos y recontados... quedaron sin ser abiertos ni por el IFE ni por el Tribunal".

El libro de Crespo no es propagandístico, sino analítico: "Las actas electorales no dan la razón a quienes sostienen que López Obrador ganó la elección y que fue víctima de un enorme fraude -demostrar esto requeriría de una información distinta de la aportada por las actas-, pero tampoco la da a quienes sostienen que Calderón ganó de manera inequívoca a inobjetable... Al Tribunal le correspondía demostrar el triunfo inequívoco del ganador oficial, quienquiera que hubiese sido", pero "decidió eludir la presentación precisa" de la información contenida en las actas, "distorsionando al mismo tiempo su contenido".

La comprensión cabal de lo ocurrido en el 2006 requiere conocer, además de las actas tan brillantemente hechas hablar por Crespo, el contenido de los paquetes electorales, asunto pendiente ante los tribunales. Por lo pronto hoy sabemos que en ese proceso hubo fraude y lo cometió, por lo menos, el Tribunal Federal Electoral.

El loco de la Cueva

Texto tomado del blog de Pomponio

I. Los Asturianos

Figuro prominentemente, del lado español, el regimiento de Asturias en las batallas por la independencia de México. Se le encuentra en Puente de Calderón y en el sitio de Cuatla. Pocos eran los cuerpos europeos en el ejercito del virrey. La mayoría eran mexicanos. Los oficiales eran criollos (Santa Anna, Iturbide) o peninsulares (Venegas, Calleja). La independencia era una guerra civil con una presencia casi minima de peninsulares.

En 1813, al declinar las fortunas del corso (Napoleón) este, asediado por Prusia, Austria, y Rusia, ordenó la evacuación de España. José Bonaparte, al que los españoles llamaban Pepe Botella por lo borracho, se rehusaba a perder su trono (“le honour de la France” y que se yo). Presiono al mariscal Jourdan a que presentara una ultima batalla a los aliados –ingleses, españoles, y portugueses—al mando de Wellington. Jourdan se oponía, el ejercito no estaba en condiciones argumentaba, pero se tuvo que plegar a las exigencia del “hermano incomodo”.

Aquello, Vitoria, fue un desastre. Huyendo en el camino a Francia, Jourdan alcanzó el carruaje de Pepe Botella (el cual ya agarraba la peda para olvidar la derrota) y le espeto: “…bien, monsieur, ya tuvo su excelencia su batalla y como ve nos cargó el diablo, ojala este usted satisfecho…”

Libre del yugo napoleónico, España mandó los llamados “regimientos expedicionarios” a la Nueva España. Tenían buen armamento, eran tropas veteranas, y contaban con una oficialidad entendida en los menesteres de la guerra. El regimiento de Asturias recibió con beneplácito la noticia de que regresaría a la península.

Sobrevivía en la capital de la Nueva España una clase de criollos ilustrados, de ideas progresistas: Ramos Arizpe, Quintana Roo, Leona Vicario, Fray Servando. En mas de una ocasión ellos esconderían a un patilludo perseguido. La Inquisición, el CISEN de entonces, los vigilaba celosamente. Seria una ficción romántica el pensar que la oficialidad del regimiento de Asturias los conoció o asistió a sus tertulias. O que tal vez les cayeron los escritos del Congreso de Chilpancingo o oyeron las ideas libertarias de los insurgentes (antes de fusilarlos, pues los asturianos no tenían misericordia).

Lo que si es cierto es que los hombres cambian. Y más cambian después de conocer la Nueva España, tan lejos del rey, de la iglesia, y de Dios mismo. El caso es que los asturianos regresaron cambiados a la metrópoli y eran conocidos como un regimiento levantisco e infectado de ideas “liberales”. Esto no placía al rey Fernando VII, conocido por su despotismo.

El caso es que el primero de enero de 1820 el coronel Riego se pronuncio al mando de los asturianos pidiendo la restitución de la constitución “liberal” de 1812. El cuartelazo fue un éxito. Muy a regañadientes Fernando VII tuvo que reconocer tal constitución.

II. Las Cortes

Y entre las primeras medidas adoptadas por las Cortes (el congreso español) se encontraba la retirada del fuero militar. Es decir, los soldados al cometer brutalidades contra la población (el de Asturias había presenciado y participado en muchas de estas, tal vez la conciencia le molestaba) serian juzgados en cortes civiles.

En la Nueva España para ese entonces solo quedaban las cenizas del fuego que inicio el cura de Dolores. Solo unos cuantos patilludos –Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, y otros—se encontraban todavía en armas. Don Guadalupe Victoria vivía en una cueva en las cumbres de Maltrata y tenia por tropas tan solo un par de indios con machetes y aun así persistía en su lucha. Era pues, una lucha sostenida por pura terquera y sin esperanza de victoria. Los regimientos expedicionarios y el ejército realista eran dueños de la mayoria del territorio de la Nueva España.

Al saberse que se les retiraba el fuero militar los militares realistas empezaron a murmurar. Soplaban vientos de fronda. Las Cortes, se decía, eran demasiado “liberales”, lo que hoy se llamaría “izquierdistas”, eran un peligro para España. Minaban la autoridad del rey, ¡Josu! ¡Mira que juzgarlo a uno por hacer escarmientos para intimidar a la población!

Las Cortes estaban tercas en llevar a España al siglo XIX y su siguiente paso fue abolir el fuero eclesiástico. Si un cura cometía un crimen seria juzgado como cualquier otro hijo de vecino. ¡Arde Troya! Los conclaves conspiratoriales de los militares empezaron a recibir la visita de clérigos. Había que hacer algo.

III. Iturbide

Los ojos de estos conspiradores cayeron sobre el coronel Agustín de Iturbide. Gozaba este de las simpatías tanto del ejército como del clero. Conocido por su crueldad y rapiña, tenía mucha cola que le pisaran si las Cortes empezaban a investigar los abusos contra la población civil. Y bien conocida era su mochez: olía a incienso. En Iturbide se estableció el prototipo del nazi prieto mexicano: ladrón, irrespetuoso de los derechos humanos, y de doble moral.

Los conspiradores militares y eclesiásticos acordaron con Iturbide, recién nombrado comandante del ejército del sur, que este se alzaría y proclamaría la independencia. Todo con tal de no estar bajo la férula de las Cortes y sus leyes “liberales”. Los criollos de derecha seguirían mangoneando. Si España quería irse al siglo XIX, los criollos de la Nueva España estaban firmes en su determinación de no abandonar el XVII.

Había un problema: los once regimientos expedicionarios llegados de España, la mayoría surtos en la Ciudad de México. Estaban bien equipados y sus tropas no eran de menospreciar. Y Venancio estaba armado hasta los dientes y le seguía siendo fiel a España.

El ejército realista de Iturbide les podía oponer siete regimientos de regulares y 17 de milicianos. Pero estos estaban bastante mal armados. Once años de guerra habían destrozado la economía de la Nueva España. Muchos de estos regimientos realistas no habían recibido su paga en meses. El gobierno virreinal no tenia ni un quinto.

Iturbide sabia que solo con el ejército realista no podría derrotar a los once regimientos expedicionarios. Al momento de alzarse estos le aplicarían el garrote. Había que encontrar a alguien que fuera aguerrido, que no les tuviera miedo a los españoles, y que estuviera dispuesto a hacerse matar por la independencia sin esperar ni un quinto. La respuesta era obvia: Iturbide necesitaba a los insurgentes.

IV. Los Patilludos

Los enviados se dirigieron a las montañas del sur y empezaron a buscar a don Vicente Guerrero. Era don Vicente un mulato de la tierra caliente que conocía las selvas y montañas del sur como la palma de su mano. Sus tropas, los pintos, no se arrugaban y eran todavía muchos. Igual que Guerrero, algunos habían estado peleando desde 1810.

Y no era para nada pendejo don Vicente: de otra manera no habría sobrevivido tanto tiempo. Como los coyotes, husmeo el ofrecimiento con recelo. Solo a fuerza de mucho chiquearlo, de proveerlo de armas, pertrechos y dineros como muestra de buena voluntad, fue que Iturbide lo convenció. Los dos caudillos se abrazaron en Acantepam.

Poco a poco se unieron los otros jefes insurgentes. Don Guadalupe Victoria, sin embargo, nunca claudico. Nunca, respondió don Lupe, se uniría a un ejército encabezado por ese hijoeputa, Iturbide. Mejor seguiría peleando por su causa a su manera, así fuera solo y armado nada más que con un machete.

El llamado “independentista” de Iturbide cundió en toda la Nueva España. Los jefes militares del ejército realista y los curas lo apoyaron pues sabían que, en la práctica, les concedía inmunidad. De otra manera las Cortes de la metrópoli los iban a juzgar por sus crímenes.

El virrey, Conde del Venadito, titubeo y se vio débil. El mariscal Novella, al mando de los expedicionarios lo depuso. (“¡Hostia! ¡Que no tenéis huevos!”) En efecto Novella y sus gentes estaban sitiados. Toda la Nueva España se había pronunciado por el plan trigarante de Iturbide. (“¿Y que? ¡Me cago en la virgen, que Cortes también estuvo sitiado!”)

Novella ciertamente estaba dispuesto a iniciar una reconquista. Sin embargo, necesitaba dinero. Lo exigió al ayuntamiento de la Ciudad de México y este se negó: las arcas estaban vacías. Fue entonces que se apersono en Veracruz el nuevo virrey, don Juan de Odonoju.

Era don Juan bien conocido en los círculos “liberales”. Amigo de Ramos Arizpe y los otros “intelectuales de izquierda” de la Nueva España, consultó a estos. El resultado, le aconsejaron, seria otro baño de sangre que acabaría de destruir a la nación. (“La independencia es un hecho consumado, don Juan, aun si es hecha para evitar que juzguen a unos pretorianos y a unos curas rapaces. Deje su excelencia que nos rasquemos nuestras propias pulgas y a la larga meteremos en cintura a estos hideputas.”)

Odonoju accedió a firmar los Tratados de Cordoba. Se creaba el imperio mexicano, bajo la tutela de una regencia (que incluía al arzobispo y otros criollos de derecha), nominalmente bajo el mando del rey Fernando VII. Fue así que Novella personalmente arrió la bandera de España del palacio virreinal (“no vayan estos indios a mancillarla, ¡jolines!”) y sus tropas se regresaron a España. (En realidad todavía quedaron posesionados de San Juan de Ulua para poder irse a tomar café a la Parroquia de vez en cuando.)

¿Y los insurgentes? Pues habían apoyado a Iturbide con tal de quitarse de encima el yugo español. Sin embargo, el resultado fue la formación del primer gobierno de derecha de México. No tardo Iturbide en proclamarse emperador y empezó a gobernar a lo pendejo, como parece ser el patrón de todos los gobiernos de derecha.

V. El Primer Gobierno de Derecha

Empezaron las persecuciones de los insurgentes o de todo aquel que no se considerara leal a su majestad el emperador. Las pocas entradas del erario se las gastó Iturbide en francachelas, contratos para los amigotes, y uniformes recamados de oro. Las deudas se acumulaban. El bandidaje se extendía. La economía languidecía. No había empleos. Y, como ave de mal agüero, se presentó en México un tal Poinsett, enviado del gobierno yanqui, para hacer unas propuestas sobre una provincia olvidada del norte, Tejas. Si Iturbide viviera hoy, definitivamente seria del PAN.

Los insurgentes se replegaron a sus montañas, a esperar, que tarde o temprano el imperio de pacotilla caería por su propio peso. Don Guadalupe Victoria mientras tanto, en su cueva, juntaba armas y pertrechos.

Un buen dia se le presentó ante la cueva Santa Anna.

Santa Anna: “Baje ya don Felix.” (El verdadero nombre de Guadalupe Victoria era Félix Fernández.)

Victoria: “¡No me rindo! ¡Patria libre o muerte! ¡Entrenle cabrones!”

Santa Anna: “Ya no hay lucha, don Félix. Ya cayó Iturbide. Proclamé la republica.”

Victoria: “¿La republica? ¿Tiene usted idea de que es eso?”

Santa Anna: “Realmente no tengo ni una puta idea, pero el caso es que pos ya valió Agustín. Es mas, los otros jefes de la revolución, Guerrero, Bravo, y yo estamos de acuerdo en que usted sea presidente. Usted nunca se ha vendido ni tiene cola que le pisen.”

Victoria: “Bien, si insisten. Ya le había agarrado cariño a mi cueva. ¡Sea! A ver como diablos nos va.”

Santa Anna: “¿Pos que mas peor que con un pendejo como Iturbide en la silla? Ya peor no nos puede ir.”

Victoria: “Ojala este usted en lo cierto…”

Del libro 2006: Hablan las actas

2006: hablan las actas de José Antonio Crespo

Antes que nada, me han de dispensar el fusil que me traigo sin permiso del blog http://romperelcercoinformativo.blogspot.com/ , pero se me hizo bastante interesante este post de una evidencia mas del fraude del 2006, ese que esta lleno de evidencias y que el "presunto" presidente y sus "presuntas" instituciones nunca tuvieron a bien el interes en aclarar, en demostrarnos a todos los mexicanos que tal cosa no existio, sin embargo, los panistas salieron tan ratas y mentirosos, como el que mejor lo era en los tiempos priistas...que lastima que nuestra incipiente democracia la acabaron matando, quienes se beneficiaron de ella, vdd senior fox??!!!

Démosle voz a los números

Del libro de José Antonio Crespo, 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana: el análisis de las cifras del PREP en referencia a la elección presidencial.

Limitantes metodológicas

Las elecciones se ganan con votos por lo que esta variable es la fundamental en el análisis y, si de votos se trata los asignados a los partidos o candidatos deben ser la materia prima de cualquier estudio.
Los órganos electorales han decidido trabajar sólo con las cantidades de boletas recibidas (BR), las sobrantes (BS), la depositadas en la urna (BD) o extraídas de la urna (BEU), la cantidad de ciudadanos que votaron (CQV) y la votación total emitida (VTE). Las primeras cuatro variables corresponden a elementos que se generan antes de que se realice el proceso de escrutinio y cómputo en la casilla; el último, es la que se registra en el acta correspondiente a los resultados y que tiene como referencia al ciudadano sufragante; en ellas pueden apreciarse errores de contero y alteraciones dolosas.
Para el análisis, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) han establecido una serie de criterios que definen el grado de certeza de los resultados, derivados de las relaciones lógicas entre las variables Boletas recibidas (BR), boletas sobrantes (BS), Boletas depositadas (BD) o boletas extraídas de las urnas (BEU), ciudadanos que votaron (CQV) y votación total emitida (VTE) o suma total de votos. Estas variables deben cumplir las siguientes relaciones:
BR – BS = BD o BR – BS = BEU o BR – BS = CQV o BR – BS = VTE
De estas se concluye BD = CQV o BD = VTE
Finalmente CQV = VTE
Si una de estas relaciones no se cumple se encuentra un factor de incertidumbre en los resultados, indecisión que se define como errores aritméticos, que pueden ser motivo o no de anulación de la votación en una casilla en función de si es o no determinante para definir a un partido ganador. Si la diferencia entre estas relaciones es mayor que la que existe entre los partidos que se encuentran en primero y segundo lugares de las votaciones al error se le denomina error de cómputo y entonces procede la anulación, de lo contrario, no.
El hecho de que estas variables se analicen sólo para el caso aislado de una de las elecciones constriñe el campo visual y, por lo tanto, determina la metodología y la serie de conceptos que los magistrados han desarrollado.
De otro modo, es a partir del tipo de estudio, que depende de las demandas que candidatos han presentado a su consideración, que se desarrolla toda una serie de conceptos y métodos de definición del grado de certeza de los resultados electorales y cuyo centro conceptual se encuentra en los llamados errores aritméticos.
En la medida en que los actores ajenos a estas instancias electorales se sujetan a esta concepción del trabajo de análisis, aunque los resultados sean muy distintos a los del TEPJF, la conclusión es la misma: No hay forma de documentar la existencia de un fraude electoral maquinado, que es la que repetidamente afirma José Antonio Crespo.
En el magnífico trabajo publicado, 2006: hablan las actas, que lleva como subtítulo, las debilidades de la autoridad electoral, se presenta a la sociedad y actores políticos en tres segmentos: quienes aseguran, sin presentar pruebas fehacientes, que se ejecuto un magno fraude electoral, quienes en contra de esta opinión dicen que no lo hubo y con ello ganó Felipe Calderón Hinojosa, y quienes sostienen que de los resultados de las elecciones y del estudio de las irregularidades señaladas, por más que abarcan a muchos más votos que los que se computaron como diferencia entre los dos candidatos más votados, es imposible decidir a un ganador, los agnósticos, entre los que el autor se incluye.
Una limitación más es la que se deriva de la posición, entre estas tres definidas, para el tipo de análisis que se realiza o, de otro modo, se requiere un cambio de paradigma para descubrir nuevas posibilidades y arribar a conclusiones no perceptibles desde una posición ya asumida e invariable, como el agnosticísmo.
La propuesta de cambio de paradigma
Basado en las mismas resoluciones del TEPJF y en las relaciones lógicas de las cifras de las elecciones se puede intentar el análisis desde otra perspectiva.
En primer lugar, se trata de estudiar las votaciones adjudicadas a cada uno de los partidos, en cada casilla, no sólo los registrados en el PREP, sino también en los cómputos distritales (CD), para cada una de las elecciones.
Si cada elector recibe el día de la jornada electoral una boleta para cada una de las elecciones, estas son marcadas a favor de uno de los partidos y depositadas en sus urnas respectivas, entonces, al finalizar el día de la elección y una vez que se agotan los procedimientos de escrutinio y cómputo, las votaciones son asentadas en las actas correspondientes.
En principio, la suma de votaciones o la votación total emitida (VTE) en cada casilla para cada una de las elecciones, debe ser la misma. Es decir, la VTE para presidente (VTEP) debe ser igual a la VTE para diputado (VTED) y ambas iguales a la VTE para senador (VTES).
Si hay diferencia entre dos de estas cantidades, tomadas de dos en dos (por parejas), entonces se puede decir que hay más o menos votos de una respecto de la otra, lo cual debe ser investigado y subsanar el principio constitucional de certeza abriendo los paquetes en cuestión. Hasta aquí nada más puede decirse que lo ya asentado: hay más votos en la elección presidencial que en la de diputados o viceversa, si es que entre las VTE's respectivas hay una diferencia.
Para este análisis partimos de la idea de que las cifras en el PREP, lo mismo que en los cómputos distritales, para cada casilla, deber ser exactamente iguales a las del acta correspondiente para cada elección. Es decir, no aceptamos el argumento de funcionarios y magistrados de que si hay diferencias se debe a errores de captura y lo aseguramos ante el simple hecho de que, si esto se muestra en una sola de las casillas, todo el sistema de resultados queda en entredicho.
Como la limpieza electoral no se ha hecho, entonces podemos trabajar con las actas, que también son documentos oficiales, validados por el IFE y hecho públicos en su página Web: http://www-pef.ife.org.mx/JE2006_AD/.
De este cotejo de cifras entre las tres elecciones y encontrándose diferencias entre ellas puede definirse uno de tres escenarios posibles en la alteración de votaciones:
a) En la casilla,
b) Durante el PREP, o
c) Durante el Cómputo Distrital.
a) Supongamos que al calcular la diferencia entre la elección presidencial y la de diputados se encuentran VTE’s diferentes. Lo que sigue es tener a la vista las actas correspondientes a la casilla y verificar si las cifras en el PREP coinciden con las del acta correspondiente. Si son idénticas en ambos casos, entonces el cambio de votos proviene desde la misma casilla, pues se han registrado votaciones que no se corresponden con el total de ciudadanos que votaron o con las boletas extraídas de las urnas.
b) ¿Cómo entender el caso en que las cifras asentadas en el acta, ya sea de la elección presidencial o de la de diputados no coincide con las asentadas en el acta? Si no aceptamos los errores de captura, entonces el cambio de votaciones de los partidos se realzó durante la ejecución del PREP.
c) Lo mismo que en el caso anterior puede decirse si el ejercicio de cotejo se hacen con las VTE´s del CD, lo cual añade un elemento de ilegitimidad pues son estos los resultados que tienen legalidad y sobre los cuales se declara la validez de las elecciones.
En los dos últimos escenarios, los cambios en las votaciones se realizan en el centro de cómputo del IFE.
¿Pero que ocurre cuando las VTE’s de dos de las elecciones son iguales? Parecería que en este caso no existe indicio siquiera de alteración de votaciones, ya sea en la casilla, durante el PREP o durante el CD. Sin embargo, lo encontrado difiere de esta apreciación y comprueba, sin lugar a dudas, del proceso que se aplicó para el fraude electoral.
Nuevamente recurrimos a la sencilla lógica de las cifras electorales: Damos voz a los números. Si no aceptamos errores de captura en el PREP, con mayor razón los rechazamos en los cómputos distritales, por las razones ya conocidas; entonces, si el acta de escrutinio y cómputo de una elección es el documento fuente de ambas bases de datos y, en consecuencia, no sólo las VTE’s sino las votaciones de los partidos deben ser exactamente iguales.
Se tienen ejemplo de casillas en las que las votaciones de los partidos se han intercambiado, permutando las de uno a las de otro y, con ello favoreciendo a uno u perjudicando a otro.
Quienes aseguramos que el 2 de julio, independientemente de lo sucio de todo el proceso previo en las campañas, lo que podría ser motivo de delitos electorales y posiblemente de la aplicación de la causa de nulidad abstracta, se puso en juego toda una estrategia de alteración de votaciones para asegurar un resultado, dar certeza a quienes consideraban a Andrés Manuel López Obrador como “un peligro para México”, y que hoy lo siguen teniendo en tal concepto y siguen trabajando para definir la elección de 2012 a su mejor conveniencia.
Y por supuesto que tenemos las pruebas fehacientes: las actas de escrutinio y cómputo, las que quienes deseen verlas las pueden tener a la mano, junto con las casillas en las que las diferencias de votos (no de errores aritméticos entre cifras de boletas); quienes se encuentran entre los que aseguran que quien ganó fue Felipe Calderón, no las podrán ver jamás ni aceptar nuestros argumentos; y quienes se ubican entre los agnósticos, la invitación es el cambio de paradigma y salir de los marcos teóricos que los magistrados han impuesto, como ciencia normal, y hagamos una revolución en el análisis de los resultados electorales.
Que es muy complicado sólo con el tipo de ejercicios que hasta aquí hemos comentado, y tal vez sólo con la apertura de paquetes, pueda afirmarse quien en realidad ganó las elecciones, conviene recordarles que hay metodologías científicas, no de pueba o verificación como las aquí presentadas, que se han aplicado para demostrar el fraude.
Ahí están los trabajos de Luís Mochán, que mereciera éste una mención de James K. Galbraith, en su artículo: Doing maths in Mexico, el de Julen Sagardóa, en de Victor Romero y la aplicación de la Ley de Benford por R. Mansilla, del CEIICH, UNAM.
Entre estas demostraciones científicas y la metodología propuesta de verificación del fraude electoral, con sus correspondientes pruebas documentales, sólo esperamos que las elecciones del 2009 y 2012 los ciudadanos podamos estar plenamente seguros de que nuestro voto será plenamente respetado, que la anulación de las votaciones de casilla sean lo menos y se recupere la decisión de nuestros votos.

¿Ya compraron el libro? Hay que leerlo.

A 13 de junio de 2008

http://chuyibarra.blogspot.com/

Tuesday, June 17, 2008

El Desfiladero: Cambio climático o cambio político

En el planeta se han suprimido áreas boscosas para generar más sembradíos y establecer ganado que cubra la demanda de alimentación de 6 mil 600 millones de habitantes.

Los humanos existimos hace apenas 40 mil años. Las primeras rocas de nuestro planeta se formaron hace 3 mil 500 millones de años. Nuestra vida, por lo tanto, ha sido brevísima. Pero podríamos desaparecer como especie antes que termine este siglo si no revertimos las condiciones que están determinando el actual cambio climático, una tarea casi imposible, dado el escaso tiempo que nos queda.
A esta deprimente conclusión llegó un amplio grupo de científicos de las más diversas disciplinas, cuyas opiniones pueden ser leída y oídas en La última hora (The 11th hour), un documental de Leonardo di Caprio, que el año pasado fue exhibido en Cannes. He aquí una muy apretada síntesis:
Hasta el siglo XIX la Tierra tuvo una población de cuando mucho mil millones de humanos. Esta se alteró de manera brutal durante el XX, en que pasamos a ser 6 mil millones (ahora somos ya 6 mil 600). Así, en relación con las demás especies, nuestra presencia se sobredimensionó fuera de toda proporción saludable: crecimos como un enorme tumor maligno dentro de la naturaleza.
A partir de la revolución industrial, convertimos el medio ambiente en una mercancía y lo explotamos con la ingenua certeza de que era infinito. Al adoptar al petróleo como base de todas nuestras actividades productivas, iniciamos la destrucción acelerada de la atmósfera, los mares, los ríos, los bosques, los lagos, las selvas, y acabamos con millones de especies, animales y vegetales, de cuya existencia ni siquiera nos enteramos.
Gracias a la petroquímica, fabricamos materiales cada vez más perniciosos para la biodiversidad y nuestro propio organismo. Al suprimir áreas boscosas para generar más carne y cereales, reducimos la humedad de los suelos, fomentamos el avance de los desiertos y agudizamos la fiebre que hoy derrite los glaciares y atiza la furia de las lluvias, de los vientos y de los incendios, mientras la miseria de los más pobres agrava los efectos de los terremotos.
Si la temperatura del planeta sigue subiendo, dentro de 50 años habrá cientos de millones de refugiados ecológicos, que ya no podrán vivir en litorales sepultados por los mares, ni en países donde el calor sea mortal incluso para los hombres y las mujeres más fuertes. Lo más triste es que nadie, agobiados como estamos todos por los problemas de cada día, nadie hace nada para impedir la agonía de nuestra especie.
Y lo más indignante es que, si lo intentáramos, padeceríamos la violencia de los grandes consorcios multinacionales –que viven para acumular dinero a costa de la devastación ecológica–, y de los gobiernos que cuentan con armas de ilimitada potencia para agilizar la extinción de la humanidad con tal de preservar sus áreas de influencia y dominación política.
¿Hay, a pesar de todo, una salida posible? ¿Tenemos todavía derecho a vivir con esperanzas? Los científicos opinan que sí. Según ellos, la solución consiste en sustituir el petróleo por fuentes de energía natural alternativa. La economía global, afirman, podría reactivarse si las fuerzas laborales hoy desempleadas se dedicaran a construir viviendas capaces de funcionar sólo con energía proveniente de la luz del sol y los embates del viento.
Un científico, en particular, recordó que Estados Unidos ganó la Segunda Guerra Mundial en menos de cuatro años, al reconvertir su aparato industrial en una gigantesca fábrica de armamentos. Con una disciplina militar semejante, añadió, ese país podría “liderar” la batalla contra el cambio climático. Sin embargo, ninguno de los sabios consultados por Di Caprio se animó a decir que la causa más profunda del desastre que amenaza tan gravemente la vida de la humanidad en el corto plazo es el capitalismo. No el petróleo, sino el viejo modelo de acumulación individual basado en la explotación del hombre por el hombre.
El capitalismo como sistema parece haber llegado a sus límites. No por nada estamos a la puerta de una crisis económica mundial sin precedentes, porque la población del planeta es casi 300 por ciento más grande que en 1929, el año del crack en Wall Street. Pero esa crisis económica no viene sola: llega acompañada de una crisis política de igual envergadura, que se expresa en la fragilidad del imperio de Estados Unidos, cuyos pilares se tambalean, mientras China se erige como una fortaleza que aspira a ocupar el sitio que Washington está dejando vacante en el orbe.
En realidad, estamos envueltos en una triple crisis –económica, política y ecológica, con hondas ramificaciones religiosas y culturales–, que pone en duda el limitado enfoque de los científicos. Para éstos, la salvación de nuestra especie se limita a la sustitución del petróleo por energías alternativas, pero eso no es cierto. Se trata, ante todo, de un cambio político, que nos puede ser impuesto desde arriba, mediante la fuerza de las armas, para que millones de parias construyan como hormigas desechables las nuevas casas de los ricos de siempre, o de un cambio, levantado desde abajo, a partir de un nuevo consenso establecido por los pueblos.
Que urge un cambio de sistema político es algo más que evidente en todas partes: para los mexicanos no hay nada más obvio en este momento. Las fuerzas represivas de Calderón se achican ante el poder de fuego del narcotráfico; la supervivencia del gobierno de facto está en duda ante el hecho incierto de que el país cuenta con reservas de grano para sólo nueve meses, pero no sabe cómo enfrentar la crisis alimentaria y el derrumbe financiero de Estados Unidos.
Para impulsar la lucha contra el cambio climático desde abajo hay que avanzar a la conquista del poder político. Eso, hoy por hoy, aquí en México, pasa necesariamente por la defensa de Pemex (aunque suene a paradoja): sólo a nosotros nos corresponde reorganizar la industria petrolera nacional para auspiciar, con esos recursos, el desarrollo de fuentes de energía alternativa, que de lo contrario estarían aún más supeditadas a los caprichos imperiales de Estados Unidos.
Por lo pronto, mientras el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo prepara la consulta popular en todo el país, el jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon, anuncia que ese ejercicio se realizará el domingo 27 de julio en las 16 delegaciones del Distrito Federal.
Hay muchas formas de promover esa consulta, pero Desfiladero insiste en montar el espectáculo de teatro llamado El Loro Negro (disponible en www.eloronegro.blogspot.com), que ya han hecho suyo diversos grupos de la Resistencia Civil Pacífica, según cordiales cartas llegadas al buzón de este espacio que, la semana pasada, por falta del mismo, no mencionó que la obra en cuestión está dedicada especialmente a las adelitas del Sindicato Mexicano de Electricistas.

Jaime Avilés

Desfiladero

Al explicar ante la Comisión de Energía del Senado por qué se oponen a la privatización de Pemex, Claudia Sheinbaum y Luis Javier Garrido alabaron uno de los valores más importantes de la industria petrolera nacional: su neutralidad ante los conflictos mundiales que tienen como eje la disputa por el control de los hidrocarburos, un tema que Alfredo Jalife-Rahme había tocado ya en el suplemento “México entre el acoso y la resistencia”, que La Jornada publicó el pasado 18 de marzo.
Si el precio internacional del crudo llegó esta semana a 133 dólares por barril es porque Estados Unidos derrocha una fortuna cada día para proteger a Arabia Saudita y alimentar a sus vapuleadas tropas en Irak. Esto determina, en opinión del doctor Jalife, que el verdadero costo del petróleo en Medio Oriente ande “cerca de 200 dólares” por barril, cifra que incluye los gastos militares de Washington en la zona.
En cambio, la extracción del barril de petróleo en el Golfo de México se mantiene en 4 dólares porque en nuestras aguas y costas reina la paz. Por absurdo que parezca, eso será lo primero que perderemos si el Senado aprueba las iniciativas petroleras de Calderón. En palabras del doctor Garrido, si se autoriza la instalación de refinerías estadunidenses en nuestro suelo, éstas se convertirán de inmediato en “objetivos militares” para los enemigos de la Casa Blanca, y por lo tanto en un peligro permanente para la seguridad del país.
De acuerdo con esa lógica, Washington podría simular un ataque de Al Qaeda contra alguna de las nuevas refinerías gringas aquí, para justificar el ingreso de sus tropas a México: algo que el propio Calderón trató de facilitar ya, a principios de 2007, cuando los diputados panistas intentaron derogar la Ley Federal de Neutralidad que veta el ingreso de ejércitos extranjeros a nuestro territorio.
En abono de lo anterior, la doctora Sheinbaum añadió que “además, las refinerías extranjeras no ofrecerían nuevos empleos”, pues “llegarían con sus ingenieros y sus trabajadores”, y, por ende, con sus propios cuerpos de vigilancia y su propio tabulador de salarios, como el que se usa ya en las plataformas privadas de la sonda de Campeche, donde los obreros y técnicos extranjeros ganan 10 veces más que los mexicanos por hacer la misma faena.
A lo largo de los cuatro primeros debates en el Senado (13, 15, 20 y 22 de mayo) los expertos demostraron que las reformas calderónicas son contrarias a la Constitución, no sólo porque pretenden que los grandes consorcios foráneos lleven a cabo funciones que hoy tienen estrictamente prohibidas –explorar, extraer, vender, exportar, almacenar y refinar crudo–, sino porque, al autorizarlas, el Congreso auspiciaría la existencia de una industria petrolera pública y otra privada, lo que violaría el precepto que le reserva al Estado absoluta exclusividad en esa materia.
Sergio García Ramírez subrayó que el Senado cometería una aberración capaz de destruir todo el sistema jurídico vigente si admitiera –como desea Calderón– que las leyes secundarias modifiquen las disposiciones de la Carta Magna a la que están subordinadas. Eso, para decirlo pronto, sería como si en un ejército los soldados dieran órdenes a los generales.
Ante los balbuceos de los “defensores” de su proyecto, que recomiendan “perfeccionarlo” para evitar que la Suprema Corte lo rechace esta semana, Calderón volvió a sacar el espantapájaros de que nos queda petróleo “para nueve años” –aunque su secretaria de Energía insista en que hay “para 60”– y, dando nuevos manotazos en el atril de la impotencia, vociferó que gracias a la privatización de Pemex, México ahorraría “100 mil millones de dólares”. ¡Cómo no!
¿Quién puede creerle media palabra ya al hombrecito de Los Pinos que prometió aumentar el empleo, reducir la inflación, bajar la deuda externa y sofocar la violencia del narcotráfico, si el país naufraga en medio de la carestía galopante, el endeudamiento ilimitado, la desocupación de millones de personas desesperadas y la lucha sangrienta de los cárteles? Todo se paga en esta vida y Calderón está saldando con inmenso descrédito su irresponsabilidad y su ineficiencia, de acuerdo con la –tardíamente desmentida– encuesta de Ulises Beltrán, según la cual en los pasados tres meses su “aceptación” cayó de 34 a 6 por ciento.
Pero las penurias del espurio no terminan ahí. Para Raúl Carrancá y Rivas, Calderón podría verse “sujeto a juicio político” por presentar un paquete de reformas contrarias a la Constitución y, de acuerdo con la docta opinión del ex ministro de la Corte Juventino Castro y Castro, antes de poner sus iniciativas petroleras a votación del Congreso, está obligado a someterlas a consulta popular, tal como lo manda el artículo 26 de nuestra ley suprema.
Sin embargo, aunque derrotado por apabullante paliza tras los cuatro primeros rounds del debate, Calderón y sus petrosenadores –Manlio Fabio Beltrones, Francisco Pemexgate Labastida Ochoa y Santiago Creel– toman providencias para que, después de eso que la ultraderecha golpista considera un simple trámite, la mayoría del PRIAN apruebe la contrarreforma petrolera en plenos Juegos Olímpicos.
Este es el mayor peligro que hoy amenaza a México y para conjurarlo no hay otro recurso que la movilización en pos de un objetivo político central: lograr que el “gobierno” de facto respete el 26 constitucional y convoque a una consulta popular sobre la contrarreforma. Esta es, hoy por hoy, la demanda más importante del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, que encabeza Andrés Manuel López Obrador y respaldan millones de mexicanos en todo el país.
Para contribuir a tan noble propósito, Desfiladero entrega a sus lectores, a partir de hoy, una obra de teatro cómica, susceptible de ser representada en espacios públicos, a fin de fortalecer la campaña informativa que, a pesar de la televisión y los levantacejas electrónicos, ha generado ya un amplio consenso contra la privatización de Pemex. Ustedes pueden disfrutar del espectáculo ahora mismo, buscando en Internet la siguiente dirección electrónica es: www.eloronegro.blogspot.com, donde además hallarán sugerencias acerca de cómo llevar a cabo la puesta en escena. A continuación, un fragmento mínimo:
Entran X y Y, dos revolucionarios de 1910 y platican lo siguiente: X: Mi general, con la novedad que nuestros hombres tomaron Jerez. Y: ¿Allá por el estado de Zacatecas? X: Sí, general. Pero luego tomaron Tequila. Y: ¿Allá por el estado de Jalisco? X: Sí, general. Pero luego tomaron Tehuacán. Y: ¿Por el estado de Puebla? X: No, general. Por el estado de cruda. Y: ¿Y cómo están las cosas en Cagüila? X: Más o menos. Anoche las tropas de Villa evacuaron Piedras Negras. Y: Ah, cabrón, ¿pos qué cenaron?

Jaime Avilés

de regreso otra vez?

donde andabas Lazarito, que no te habíamos visto por aquí...

es que el trabajo, la escuela y la vida en general está cabrona...

no hay mucho para donde hacerse/moverse, así que el margen de maniobra está cooptado...

pero vamos a seguir en esto, que no queda de otra sino seguir luchando...

que lo único que realmente tenemos es nuestra libertad cultural, intelectual, de pensamiento, en donde todos deberíamos ejercer el derecho a utilizarla...

ya por último, me quedo pensando que hay realmente detrás o adentro de toda esa gente que siente/vive/dice/escribe que en este país no pasa nada, que todo esto no es más que un show de un par de payasos social-comunistas llamados Andres y Marcelo, que deberían ponerse a trabajar en algo mas productivo que gastar en playas, en pistas de hielo, en metrobuses, que pensar en consultas quita-tiempo, que deberías hacerse para allá!! (al más allá!!!) y sin embargo, aún cuando yo pienso lo mismo, creo en el concepto de que debemos tener una cultura plural, creo que debemos formar ciudadanos integrales, que piensen, que reclamen, que cumplan como ciudadanos.

Entonces porque estos mismos ciudadanos que despotrican con/sin sentido acerca de lo que hace Marcelo, no critican lo mismo de los funcionarios panistas-priistas del resto del país-. Que no haya justificación en eso, pero que no son más voraces, bandidos y delincuentes aquellos que vemos a diario en la televisora de la ignominia cantando y contando cuentas alegres, con los "lee-guionistas-comentaristas-dizque-comunicadores" haciendoles segunda en sus listas de promesas cumplidas!!! Yo nomás pregunto: ¿porque tenemos que vivir así?