Saturday, August 23, 2008

Carta del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, al pueblo de México:


En la actualidad, muchos mexicanos están sufriendo o viven angustiados por la violencia imperante en todo el país.

Por eso, he decidido dar a conocer mi opinión sobre este grave problema y proponer al mismo tiempo algunas medidas para enfrentar el flagelo de la delincuencia.

En primer término tenemos que preguntarnos y aclarar ¿cómo fue que llegamos a estos extremos de inseguridad?

Desde mi punto de vista, esta descomposición social viene de lejos, se acentuó en los últimos tiempos y se precipitó después del fraude electoral.

Esta crisis tiene su antecedente inmediato en la política salinista, que convirtió al gobierno en un comité al servicio de una minoría de banqueros, hombres de negocios vinculados al poder, especuladores, traficantes de influencias y políticos corruptos.

A partir de la creación de esta red de intereses y complicidades, todas las acciones del gobierno se orientaron a mantener y acrecentar los privilegios de unos cuantos, sin importar el destino del país y la suerte de la mayoría de los mexicanos.

En este marco de complicidades y componendas entre el poder económico y el poder político, se llevaron a cabo las privatizaciones de las empresas públicas en beneficio de una minoría. También, en este contexto, debe verse el asunto del Fobaproa, el saqueo más grande que se haya registrado en la historia de México, desde la época colonial.

Recordemos que Ernesto Zedillo, con el apoyo del PRI y del PAN, del PRIAN, decidió convertir las deudas privadas de unos cuantos, en deuda pública.

A la llegada de Vicente Fox se fortaleció y se hizo más vulgar esta red de complicidades, al grado que un empleado del banquero Roberto Hernández, pasó a ser el encargado de la Hacienda Pública. Pero lo más grave fue que Fox dio al traste con la incipiente democracia mexicana.

A estas alturas, ha quedado suficientemente claro que quienes urdieron y llevaron a cabo el fraude electoral del 2006, lo hicieron para seguir imponiendo una política económica contraria al interés popular y a la soberanía nacional.

El fraude causó un daño inmenso: lastimó los sentimientos de millones de mexicanos, socavó a las instituciones, envileció por entero a la llamada sociedad política, y quien actualmente se ostenta como presidente de la República no sólo carece de autoridad moral, sino que su ineptitud es cada vez más evidente.

El fraude nos llevó a más pobreza, desempleo, carestía, crisis de bienestar social y desamparo, a más inseguridad y más violencia. Todo lo cual, si se hubiese respetado el voto ciudadano, no se estaría padeciendo o, cuando menos, habría la esperanza de salir adelante y no la sensación de frustración que empieza a dominar en amplios sectores de la sociedad.

Además, la falta de sensibilidad y la hipocresía de los potentados, y de su representante en la Presidencia, es cada vez más notoria. Por ejemplo, ahora cuando se ha desbordado la inseguridad y la violencia en el país, lo único que se les ocurre es amenazar con el discurso propagandístico de "la mano dura", y quieren resolver el problema con más policías, más soldados, más cárceles, leyes más severas, y condenas más largas. Como ello bastara para enfrentar una situación que se ha originado por 26 años de estancamiento económico, por mayor desigualdad, por falta de empleo y educación para los jóvenes, por la corrupción y por el modelo de vida que han venido fomentando las elites, a través de los medios de comunicación, donde lo más importante es triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole y donde el dinero siempre se impone sobre la moral y la dignidad del pueblo.

La delincuencia y la convulsión social son producto de la injusticia y de una estructura de clases corrupta que ignora o menosprecia a los pobres. Mientras en una sociedad hay oportunidades para todos, también hay tranquilidad social. Cuando hay mucha gente desempleada, económicamente desposeída y sin esperanzas, es mayor la tentación de escapar de la amarga realidad, mediante las drogas y la violencia.

Sin justicia no hay garantía de seguridad, ni de tranquilidad, ni de paz social. La solución de fondo en el combate a la delincuencia, la más humanitaria, eficaz y probablemente la menos cara, consiste en combatir el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida de valores y la ausencia de alternativas. Pero nada de eso están haciendo los hombres del poder en México.

Tampoco están dispuestos a rectificar, ni practican la autocrítica. Por el contrario, a pesar de que el país está hundido en una profunda crisis económica y de bienestar social, insisten en seguir saqueando, en despojar al pueblo de su patrimonio y de su porvenir.

No se ponen a pensar que si se aprobaran las reformas que propone Calderón para privatizar la industria petrolera, habría más pobreza, más desempleo, pero también más frustración y violencia, lo cual ni a ellos mismos les conviene, porque nadie podría vivir en un país con tanto desorden social. A menos que por la codicia estén dispuestos a permanecer como rehenes en casas amuralladas, a viajar en carros blindados y a moverse con nubes de guardaespaldas, pero a eso, francamente, no se le puede llamar vivir.

De modo que si ellos no alcanzan a entender que el petróleo en manos de la Nación es un factor de estabilidad política y social, a nosotros nos corresponde actuar con responsabilidad y hacer todo lo que podamos para frenar el proceso de degradación progresiva que afecta a la sociedad en su conjunto y a la vida pública.

No puede ser que por la enajenación que produce la ambición al dinero, se destruya lo más preciado para todos que es la tranquilidad y la paz social o se obliga a algunos mexicanos a abandonar al país.

Todos queremos que nuestros hijos y nuestros nietos puedan caminar por las calles, libres de miedos y temores.

Por lo anterior, propongo de manera concreta lo siguiente:

1. Lo primero que tenemos que hacer es evitar la privatización, abierta o disfrazada, de la industria petrolera nacional y seguir luchando hasta rechazar por completo las iniciativas de reformas que presentaron Calderón y el PRI en el Congreso.

Entre otras razones, nos oponemos a la privatización, porque queremos vivir en paz y sabemos que la paz es fruto de la justicia. El despojo de la renta petrolera creará un ambiente de insatisfacción y farsa, que nos mantendrá en constante riesgo de confrontación y habrá más inseguridad e inestabilidad política.

2. Es necesario ver el gasto destinado a la juventud como una inversión social.

La Cámara de Diputados debe autorizar mayor presupuesto a las universidades públicas con el propósito de que los 300 mil jóvenes que cada año son rechazados con el pretexto de que no pasan el examen de admisión, tengan la oportunidad de estudiar y no se les orille a tomar el camino de las conductas antisociales.

Asimismo, deben otorgarse becas a todos los jóvenes que estudian en el nivel medio superior, como lo está haciendo el Gobierno del Distrito Federal.

3.. Deben renunciar, de inmediato, los secretarios de Gobernación y de Seguridad Pública federal, Juan Camilo Mouriño y Genaro García Luna, respectivamente, así como el procurador General de la República, Eduardo Medina Mora. Los motivos son obvios: el primero, es un delincuente confeso y los otros dos ya fueron, durante el gobierno de Fox, titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y secretario de Seguridad Pública federal. Y durante todo este tiempo, han demostrado su falta de integridad e ineficiencia.

4. Debe orientarse el presupuesto público a impulsar actividades productivas, crear empleos y garantizar el bienestar de la población.

El gobierno de facto no ha hecho nada para reducir su enorme gasto burocrático. Por el contrario, en 2007, lo aumentó en 154 mil millones de pesos. Y hasta ahora su gasto corriente en 2008 se proyecta en 250 mil millones más. Es decir, en sólo 2 años sumará 404 mil millones de pesos.

A su vez, en 2007, los excedentes por precios altos del petróleo de exportación fueron de 12 mil millones de dólares y en 2008 serán 20 mil millones más.

Por eso proponemos que se lleve a cabo una reducción del gasto burocrático de por lo menos 200 mil millones de pesos y que estos recursos, junto con los excedentes petroleros, se destinen a la inversión en infraestructura y desarrollo social. En particular, estos recursos deben orientarse a fortalecer a Pemex, a garantizar la soberanía alimentaria y a crear empleos sobre todo para los jóvenes.

5. Debemos seguir insistiendo hasta lograr una renovación tajante de la vida pública. Nada o poco se logrará mientras se mantenga este régimen de opresión, corrupción y privilegios.

El país está secuestrado por una minoría rapaz. No se pueden enfrentar los graves y grandes problemas nacionales si continúa el predominio de una mafia política tanto o más peligrosa que la delincuencia organizada.

Sí hay salidas, sigamos organizándonos.

Sigamos defendiendo al pueblo y al patrimonio de la Nación

Sigamos trabajando en la transformación de la vida pública de México.

Andrés Manuel López Obrador
Presidente Legítimo de México

Wednesday, August 20, 2008

¿DÓNDE ESTÁ EL SEÑOR CALDERÓN?

FUERON VARIAS LAS veces que el empresario Alejandro Martí solicitó hablar con el señor Felipe Calderón para informarle del secuestro de su hijo Fernando, y demandar la ayuda de la Administración Federal para localizarlo con vida. Cada una de esas ocasiones, narran allegados a la familia del niño asesinado, la respuesta que Martí encontró en Los Pinos fue la misma. No lo podía recibir. La apretada agenda se lo impedía.
El caso de este empresario no es el único. Son decenas los personajes a quienes en el último par de años les han cerrado las puertas de la (ahora mal) llamada residencia presidencial. Lo mismo industriales que intelectuales, periodistas que dirigentes sociales. Las horas del día no le alcanzan a Calderón para ver a nadie que no sea miembro de su inner circle, al que sus propios integrantes llaman "círculo íntimo".
Con nadie más dialoga ni intercambia puntos de vista. Nadie que no pertenezca a ese círculo "pelotea" con él las tácticas y estrategias –de haberlas— de su Administración.
Sucede lo mismo en las giras. Custodiado hasta por aeronaves artilladas, el escudo militar que rodea al señor Calderón en sus visitas a las entidades de la Federación es absolutamente impenetrable. Y en tales paseos, sólo escucha las interesadas voces de sus anfitriones, los gobernadores, que por supuesto no concuerdan con el sentir de los gobernados.
Así corren los días de este sexenio. ¿O medios días? Porque la "apretada agenda" del señor Calderón, sólo muy excepcionalmente contempla eventos vespertinos. Menos aún nocturnos. Y ello indicaría que, si en Estados Unidos, los políticos "gobiernan al mundo from 9 to 5", aquí –mucho más fregones-- se administra al país sólo hasta antes de la hora del aperitivo y posterior comida.
Se entiende –sólo así— que la agenda del ocupante de Los Pinos sea entonces tan "apretada". Pocas horas de labor. Muchos paseos por los estados. ¿A qué horas gobierna? ¿Dónde se le puede localizar por las tardes?
El caso Martí, cual genéricamente ya se llama a la tragedia de una familia que es compartida por el resto de los mexicanos, ha desatado muchas interrogantes. Una más, entre muchas, es precisamente esa. ¿Dónde está el señor Calderón?
Y se pregunta sobre su localización, porque su "lectura" de la realidad es harto distinta de la del resto de los ciudadanos. ¿Tras de cuál cristal está su perspectiva?
Porque la semana anterior, cuando todo México clamaba por justicia, él "leyó" que lo demandado era un golpe mediático espectacular: incrementar las penas a los secuestradores de niños o discapacitados –nada más de ellos--, y no la captura y aplicación severa de las leyes existentes a quienes priven de la libertad y la vida a los demás. Sin excepción.
Algo pasa en Los Pinos que ya preocupa a quienes antes tenían abiertas sus puertas prácticamente de par en par.
¿Dónde está el señor Calderón? ¿Por qué no dialoga con nadie que no sea "íntimo"? ¿Cómo sabe qué es lo que quiere la sociedad? ¿Por qué nunca "abrieron" un espacio en su "apretada agenda", aún a sabiendas –supongo que sabían— de que había un secuestro de por medio

FRANCISCO RODRÍGUEZ
ÍNDICE POLÍTICO

Monday, August 18, 2008

PRD, partido basura

La ambición de Los Chuchos, pobres políticos (que no, de ninguna manera, políticos pobres) ha destruido al Partido de la Revolución Democrática. Los Chuchos, sí. Es decir, Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete, Guadalupe Acosta, Ruth Zavaleta. Pura gentuza que no merece, porque no se lo ha ganado, el respeto de nadie. Ellos (ella también, y en forma por demás destacada) se pusieron en venta y fueron comprados. Tal vez no por dinero (aunque con estos tipos nunca se sabe), pero es un hecho que han decidido apoyar a Felipe Calderón, al PRI y al PAN a cambio de ciertos favores, particularmente de fuerza mediática para apoderase del partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Ya lo tienen, es decir, dominan la burocracia perredista.
Y desde esa posición han estado, en las últimas semanas, atacando prácticamente a diario a Andrés Manuel López Obrador, al que no pueden ver porque El Peje es exactamente lo opuesto a Los Chuchos: un político decente, con principios, vertical y que no transa. Pero Los Chuchos no se han dado cuenta de que con eso están acabando con el PRD. Enloquecidos por su odio a López Obrador y por las ganas enfermizas que sienten de agradar a Calderón, no han reparado en que, con esa forma de proceder, simplemente han mandado al perredismo a la basura. Y de ahí no se sale con facilidad. De hecho, cuando los partidos se van al basurero, normalmente ya no lo abandonan nunca.

Saturday, August 16, 2008

Desfiladero

■ Seguridad pública: es urgente un cambio de política y de políticos

México vive una crisis nacional de seguridad pública y la sociedad, llena de angustia, se pregunta por qué, pero nadie le responde: la ultraderecha, la derecha y los levantacejas culpan de todo a Marcelo Ebrard (¿incluso de los muertos en Culiacán, Iguala, Torreón o Ciudad Juárez?), porque el jefe de Gobierno se niega a reconocer como presidente a Felipe Calderón; los intelectuales, por su parte, prefieren guardar silencio (hay que ver de qué hablan sus revistas exquisitas); los empresarios se niegan a llamar a las cosas por su nombre (la devolución multimillonaria de impuestos que reciben, los fabulosos negocios petroleros que tienen en puerta, los alientan a soportar el castigo), mientras la izquierda especula, cautelosa, pero no acierta a alzar la voz.

¿Qué está pasando en México? Desfiladero arriesga dos hipótesis. Una: Calderón está administrando el terror en altas dosis para encubrir la privatización de la industria petrolera, que espera consumar en septiembre, mes de la patria, antes de proclamar la intervención político-militar de Estados Unidos a través de la Iniciativa Mérida, que hará más títere y más débil aún a su espurio gobierno.

Si esta percepción es incorrecta (a estas alturas ya nadie cree a Calderón capaz de nada, mucho menos de una sofisticación tan perversa), cabe entonces otra lectura: el Estado ha desaparecido en buena parte del territorio (léase, al menos en Chihuahua, Sinaloa, Durango, Michoacán, Nuevo León, Tabasco) y la gobernabilidad ha sido remplazada por la barbarie del caos. Por lo tanto, no cabe esperar sino que todo empeore, hasta que Estados Unidos retome el control (o lo intente), luego del traspaso de Petróleos Mexicanos (Pemex) a particulares.

Si el principal derivado del petróleo es la guerra, como bien decía el gran Fontanarrosa, y si la guerra significa muerte, devastación, odio, sicosis, miseria y ruina total, entonces los privatizadores de Pemex (los de adentro y los de afuera) nos han traído esta supuesta lucha “contra” el narcotráfico, que en realidad es una guerra contra la sociedad civil, contra sus formas de convivencia, contra sus elementales normas de deliberación democrática y sus aspiraciones de cambio profundo y verdadero.

Tenemos que decir ya basta, pero no como la oligarquía histérica que hoy pide más retenes militares, más policías y más penas de cárcel, en pocas palabras más de lo mismo, más de lo que no ha servido absolutamente para nada, cuando al contrario, es el momento de exigir un cambio radical de política y de políticos.

Ante una crisis como la que estamos viviendo, un gobernante sensible destituiría de inmediato al secretario de Gobernación, al secretario de Seguridad Pública, al procurador general de la República y a los responsables de certificar la licitud de los recursos financieros en Hacienda. Eso es lo mínimo que en estos momentos esperaría el pueblo, en lugar de la ociosa “cumbre” del jueves entrante, en la que Calderón propondrá medidas más “enérgicas”, para ganar tiempo hacia la privatización de Pemex y la intervención estadunidense.

Un cambio radical de política en materia de seguridad pública exige atacar la base financiera del crimen organizado, como se han cansado de repetir los expertos de Naciones Unidas, y como incluso lo señaló el domingo pasado en Villahermosa, desde el interior del panismo, Santiago Creel: “el dinero del narco no anda viajando en maletas por todo el país, está depositado en los bancos”. Al día siguiente de esa declaración, el Departamento de Estado afirmó en Washington que de 2003 a la fecha los cárteles han repatriado de Estados Unidos a México 22 mil millones de dólares.

Y al día siguiente de esa revelación surgió otra: la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda “no presentó, en el primer semestre de 2008, un solo reporte de lavado de dinero”, luego de haber detectado, en 2007, mil 478 operaciones de ese tipo. ¿Qué dijo al respecto Calderón? Nada. ¿Y Mouriño? Nada. ¿Y la SSP y la PGR? Nada. ¿Y los levantacejas? ¿Y los empresarios? ¿Y la izquierda?

En lo que va del año en Tabasco se han conocido poco menos de 60 secuestros (los desconocidos son muchos más). ¿Cuántas veces ha ido Juan Camilo Mouriño a supervisar las tareas de seguridad pública en aquella entidad? Las revistas de sociales se limitan a retratarlo en bodas, banquetes y bares de Polanco, donde suele rematar sus “agotadoras” jornadas de trabajo cantando hasta el amanecer. Si hubiera ido a Tabasco sabría que en Jonuta, por ejemplo, hay 120 policías municipales y un arsenal de siete rifles de alto poder (que datan de 1994), para cada uno de los cuales hay 40 balas que no se han utilizado en todo el sexenio por órdenes de arriba. Mouriño no es sólo el emblema de la impunidad sino de la desidia que beneficia a quienes apuestan a que todo se pudra para fortalecerse con el apoyo estadunidense.

Pero la desaparición del gobierno, en todo sentido, va más lejos. Ayer, en Monterrey, el kilo de tortilla subió de 8 pesos a 9.50. Sin embargo, lo que aterra a quienes tienen restaurantes en aquella región es el aumento del gas natural, debido a las nuevas tarifas que en Nuevo León y Coahuila se aplican desde el primero de agosto. Un taquero que hasta julio pagaba 4 mil pesos mensuales por ese combustible, calcula que ahora le cobrarán 9 mil.

Hoy por hoy, 4 millones de regios usan gas natural porque éste era mucho más barato que el gas butano, que se consume en el resto del país, hasta que hace algunas semanas, de repente, la empresa española Gas Natural, filial de Repsol, que lo distribuye, decidió equiparar sus tarifas con las de Texas, lo que provocó un incremento que tal vez obligará a cerrar incontables negocios. Ante tal peligro, los neoleoneses confiaban en que su gobernador, Natividad González Parás, además de reprimir con crueldad a los que se oponen a la destrucción del Cerro de la Silla, los defendería como les prometió. Para su desconsuelo, el funcionario prefirió viajar a Los Angeles a retratarse, disfrazado de Terminator como otros políticos, junto a Arnold Schwarzenegger.

La semana próxima será la consulta ciudadana en los estados del norte. ¿En Saltillo saldrán a votar las víctimas de Aguas de Barcelona, empresa también española que los mata de sed? ¿Y qué harán los usuarios de Gas Natural en el resto de Nuevo León y Coahuila? El martes que viene, por lo pronto, Andrés Manuel López Obrador conocerá la propuesta de los expertos para la transformación de Pemex, que será difundida el lunes 25, seis días antes de la reunión en todas las plazas públicas de México para decidir el siguiente paso en la lucha.

Jaime Avilés
jamastu.com.mx@gmail.com